martes, septiembre 11, 2012

Caer y levantarse

Siempre he leido que la vida es difícil, que no siempre logramos lo que queremos, que existen obstáculos más grandes que nosotros... y siempre he considerado estas creencias bastante pesimistas, frases hechas para gente mediocre... debo admitir que, aunque yo no soy, o al menos no me considero, del tipo alegre y feliz, si soy bastante optimista para mi sombría personalidad... creo firmemente en que no hay prueba lo suficientemente grande que la férrea voluntad de una persona no pueda superar, creo que si trabajas duro y te esfuerzas por superarte a ti mismo no habrá límites para lo que sea que quieras alcanzar... llámenme soñadora, pero ésta es mi convicción.

 Durante toda mi vida he aplicado esta ideología y, para ser sincera, me ha resultado bien hasta ahora; sin embargo, el día de hoy recibí un correo que me hizo dudar sobre mi creencia.

 A inicios de año, por ahí de marzo o abril, metí mi solicitud para un programa de becas de posgrado en el extranjero, estaba muy emocionada pues esto significaba un gran paso en mi vida profesional; el plan de estudios me interesaba sobremanera y el programa de becas era por demás excelente.

Como todo programa de esta índole, las notificaciones de aceptación se mandan mucho tiempo después, por lo que pasas un largo periodo de espera con los nervios de punta por la incertidumbre del resultado venidero. En mi experiencia, siempre he tenido suerte, o dicho de otro modo, mi perfil ha sido el adecuado para todos los programas a los que he aplicado, por tal esperaba que en esta ocasión no fuese diferente. 

Durante el tiempo de espera, debo admitir, elevé demasiado mis expectativas, pues aunque no tenía nada asegurado, daba por hecho que saldría seleccionada. Empecé a hacer planes, buscar alojamiento, hacer presupuestos... ¡Qué ilusa fui al construir castillos en la arena!

Cuando finalmente recibí los resultados, mi sorpresa fue mayúscula cuando leí la palabra "RECHAZADA" en aquel correo... mis ojos no daban crédito a lo que veían, ¿Cómo era posible que no me hubieran aceptado? En ese momento, todas las ilusiones que había albergado durante el largo periodo de espera, se desplomaron al suelo, cayendo cual copa de cristal contra el frío piso de piedra... decepción, frustración y tristeza llegaron a mi cual serviles doncellas a recoger los trozos que quedaban de aquellas ilusiones... 

Embriagada por esas emociones, busqué liberarme, expresarlas de algún modo y, haciéndole honor a mi generación, me refugié en las redes sociales... las palabras de ánimo y apoyo no se hicieron esperar, incluso de las personas que menos esperaba... a todos ellos tengo que agradecer por su ápice de aliento...

Todo este día me ha servido para reflexionar y admitir que, es cierto, la vida no nos proporciona todo lo que queramos, y habrá ocasiones, como ésta, en donde las puertas se nos cierran en la cara, pero sólo existe una forma para superar estos obstáculos que se nos presentan: hay que levantarse, suspirar, sonreír y seguir nuestra marcha con la idea de que ésta es sólo una pequeña desviación del camino que nos llevará a nuestro objetivo.

A pesar que aún siento esa nostalgia por lo que pudo ser, ahora tengo una nueva perspectiva, un ajuste a mis planes.

Sólo me basta con decir: "Lección aprendida"


Namarië...

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